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Darío Díaz-Muñoz, Roberto Arias-Figueroa, Marlon Tinajero-Jiménez
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 6(11), pp. 72-85. Segundo Semestre de 2023
(Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: https://doi.org/10.37135/kai.03.11.04
Estos protocolos incluyen la adquisición de equipo de protección personal, la realización de
pruebas de COVID-19 y el distanciamiento social en las obras. Estos costos adicionales han
incrementado los costos de los proyectos y han disminuido los márgenes de ganancia. La
disminución en la demanda de nuevos proyectos y la paralización de proyectos existentes han
llevado a despidos y a una disminución en la contratación de nuevos trabajadores.
Un aspecto importante es el relativo a la disminución en el valor de las propiedades; la
incertidumbre económica y la disminución en la demanda de nuevas propiedades han generado
una disminución en los precios de estas, lo que ha afectado negativamente a las empresas y a
los propietarios de proyectos. De manera que, la pandemia ha generado pérdidas nancieras
signicativas en el sector de la construcción, debido a la disminución en la demanda de
proyectos, el aumento en los costos de cumplimiento de protocolos sanitarios, los retrasos en
la entrega de proyectos, la pérdida de empleos y la disminución en el valor de las propiedades.
Efectivamente, “antes de la pandemia, el sector de la construcción representaba cerca del 7,7
por ciento del empleo mundial y las previsiones para 2020 eran que aportaría el 13,4 por ciento
del PIB mundial” (Organización Internacional del Trabajo, 2021, p. 2), pero estos resultados
no fueron alcanzados, lo que evidencia una pérdida importante de empleo y de productividad.
En este contexto, “la industria de la construcción debió trabajar arduamente para eliminar el
impacto adverso de COVID-19 minimizando la capacidad de la fuerza laboral en el sitio y
mejorando el trabajo fuera del sitio para evitar condiciones inciertas” (Iqbal et al., 2021, p. 13).
La complejidad de los efectos negativos del sector construcción está asociada con los factores
que determinan su comportamiento y que, a su vez, inciden en el crecimiento económico de los
países, que fue indudablemente afectado por la pandemia.
El sector construcción, por tanto, depende en buena medida de políticas gubernamentales y
estabilidad macroeconómica. Las políticas gubernamentales como la inversión en infraestructura,
la reducción de impuestos y la estabilidad macroeconómica pueden estimular la inversión y
el crecimiento en la industria de la construcción. La pandemia redujo considerablemente la
estabilidad macroeconómica de los países, sin que los gobiernos pudieran generar mecanismo,
políticas o estrategias para revertir en el corto plazo esos impactos. Algunos autores han
señalado que la inversión en infraestructura y la estabilidad macroeconómica pueden estimular
la inversión y el crecimiento en la industria de la construcción, fortaleciendo la infraestructura
de los países y generando estímulo en los sectores conexos, así como el empleo de mano de
obra (Rozas y Sánchez, 2004).
Además, el crecimiento demográco y la urbanización también pueden aumentar la demanda
de viviendas, edicios comerciales e infraestructura en las ciudades, lo que, a su vez, puede
estimular el crecimiento del sector de la construcción, lo cual, indudablemente en el período