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Revista Kairós, Vol. (2) No. 2, pp. 17-29, Enero - Junio 2019, Universidad Nacional de Chimborazo, Riobamba-Ecuador - ISSN No. 2631-2743
http://kairos.unach.edu.ec
KAIRÓS, REVISTA DE
CIENCIAS ECONÓMICAS, JURÍDICAS Y ADMINISTRATIVAS
FACULTAD DE
CIENCIAS POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS
Introducción
Uno de los principales debates que han atravesado los
estudios sobre el trabajo en la última década se centró
en las características del empleo a partir de las políticas
implementadas por los gobiernos kirchneristas. Los
análisis acerca de los resultados de dichas políticas se
ubican en torno a dos polos. Por un lado, quienes sostienen
la tesis de que, junto con una recomposición cuantitativa
en los niveles de empleo, se habría producido una mejora
cualitativa. Por otro, se encuentran quienes critican la
posición anterior y advierten que la recuperación de las
cifras de ocupación, no necesariamente tuvo correlato en
las condiciones de trabajo.
La visión más positiva del proceso plantea que, durante
la década kirchnerista, la sociedad se volvió a vertebrar
en torno al trabajo, por el crecimiento de la tasa de
asalarización, y al crecimiento del empleo industrial y
los servicios básicos asociados a la industria (Palomino
y Dalle, 2012), dado el proceso de “sustitución de
importaciones”. Asimismo, se habría producido un
cambio en la composición del empleo al incrementarse
el peso del trabajo registrado. Todo ello implicaría un
quiebre de las tendencias previas (Panigo y Nea, 2009;
Beccaria y Maurizio, 2012) y sería prueba del surgimiento
de un nuevo régimen de empleo como consecuencia de la
acción del Estado, que habría asumido un nuevo rol, y de
la redenición de la estrategia de los sindicatos (Palomino,
2008). Respecto a estos últimos, se ha señalado el peso
que cobraron en el período como parte de lo que se llamó
“revitalización sindical”, siendo algunos de los indicadores
de aquel fenómeno el aumento de la tasa de aliación y de
la negociación colectiva (Senén, Trajtemberg, y Medwid,
2010).
Esta posición ha sido cuestionada mediante estudios que
abordan el período, desde un enfoque que considera que
las políticas económicas no resultan condición suciente
para alterar la estructura económica que se corresponde
a un régimen de acumulación dominante, caracterizado
como heterogéneo, dual, combinado y altamente
concentrado (Salvia y Gutierrez, 2013). La reducción de
los niveles de desempleo existentes a nes de la década
de los noventa no habría generado modicaciones
sustantivas en el mercado de trabajo en cuanto a su
segmentación, la inserción ocupacional y la existencia
de una sobrepoblación relativa, excedentaria a las
necesidades de acumulación. En relación a la producción
industrial, se ha señalado que no se produjo un cambio
estructural que modique el perl productivo moldeado
en las décadas previas y que el incremento del empleo
en este sector no generó una disminución del trabajo no
registrado y precario (Azpiazu y Schorr, 2010).
Respecto a la distribución del empleo creado por ramas
de actividad, Beccaria y Maurizio (2012) señalan que
las diferencias en la dinámica sectorial del empleo no
siguieron estrictamente las que se registran en el Producto
Bruto Interno (PBI). Así, señalan que se observa un
aumento del empleo en ramas del sector servicios, como
servicios inmobiliarios, computación o seguridad, aún
sin un correlato en el incremento de su nivel de actividad,
mientras que los sectores de transporte y comercio
perdieron importancia sobre el total, a diferencia de lo que
ocurrió con sus PBI. Asimismo, señalan que la actividad
manufacturera habría vivido una gran expansión, de la
mano de la sustitución de importaciones, pero que su
participación relativa en el empleo total no se modicó.
Por su parte, Bekerman y Vázquez (2016) analizaron la
producción, productividad y empleo de los principales
sectores industriales, en categorías según su nivel
tecnológico y su valor agregado, y encontraron que
durante el período que se denominó pos-convertibilidad
se consolidaron aquellos sectores con menor nivel
tecnológico. En el mismo sentido, Fernández y Porta
(2008) señalan que el empleo se ha reactivado en ramas
más trabajo-intensivas, sin registrarse ningún avance
hacia una mayor productividad. No podría hablarse desde
esta perspectiva, entonces, de un cambio estructural.
También se ha cuestionado la idea de que las políticas
laborales de los gobiernos kirchneristas fueron de la
mano de una revitalización sindical. El punto que nos
interesa de ese debate es el de la tasa de aliación. Atzeni
y Ghigliani (2008) señalan que se mantuvo en niveles
elevados, pero las cifras padecen de cierta distorsión al
no reejar la escala que adquirió el trabajo no registrado.
En este artículo proponemos abordar la situación de los
trabajadores asalariados a partir de los resultados que
se observan al nal de los tres gobiernos kirchneristas,
entendiendo que deben comprenderse como una
totalidad, sobre la base de la estadística disponible, y en
una perspectiva histórica que permita situar el período
en el marco de tendencias generales, para establecer si las
mismas fueron o no revertidas. Se comenzará con una
breve reseña de las principales reformas en el campo de
las políticas laborales del kirchnerismo. Luego, se pasará