ISSN No. 2631-2743
LOS PLANES DE DESARROLLO
COMO INSTRUMENTOS DE
VALIDACIÓN: CAÑA DE AZÚCAR Y
AGROINDUSTRIA CAÑERA EN
EL VALLE DEL CAUCA Y CAUCA
(COLOMBIA)
DEVELOPMENT PLANS AS VALIDATION
INSTRUMENTS: SUGARCANE
AND SUGARCANE AGRIBUSINESS
IN VALLE DEL CAUCA AND CAUCA
(COLOMBIA)
Germán Ayala-Osorio
germanayalaosorio@gmail.com
Universidad Autónoma de Occidente
Facultad de Humanidades y Artes
(Cali - Colombia)
ORCID: 0000-0001-6388-960X
Recibido: 31/08/20
Aceptado: 21/01/21
FACULTAD DE
CIENCIAS POLÍTICAS Y
ADMINISTRATIVAS
KAIRÓS, Vol. (4) No. 7, pp. 113-140, julio - diciembre 2021
DOI:
https://doi.org/10.37135/kai.03.07.06
Lorem ipsum
ISSN No. 2631-2743
KAIRÓS, Vol. (4) No. 7, pp. 113-140, julio - diciembre 2021
LOS PLANES DE DESARROLLO
COMO INSTRUMENTOS DE
VALIDACIÓN: CAÑA DE AZÚCAR
Y AGROINDUSTRIA CAÑERA
EN EL VALLE DEL CAUCA
Y CAUCA (COLOMBIA)
DEVELOPMENT PLANS AS
VALIDATION INSTRUMENTS:
SUGARCANE AND SUGARCANE
AGRIBUSINESS IN VALLE DEL
CAUCA AND CAUCA (COLOMBIA)
Resumen
Palabras clave
Los planes de desarrollo departamental del Valle del Cauca
y Cauca, en su gran mayoría, han sido instrumentos de
legitimación y validación del monocultivo de la caña de
azúcar y de la agroindustria cañera. 11 planes de desarrollo
regional de los departamentos del Valle del Cauca y Cauca,
propuestos durante el periodo 1990-2019, fueron
analizados. El análisis propuesto gi en torno a si en dichas
poticas públicas se aludía o no de manera directa a los
efectos negativos (ecosistémicos y étnico territoriales)
generados por el monocultivo de la caña de azúcar y la
agroindustria cañera en los dos entes territoriales. Se apeló
a la hermenéutica y al análisis histórico y crítico de
documentos y circunstancias contextuales del orden
nacional y regional. El artículo se inscribe en la Ecología
Potica, asumida como un campo en el que es posible
confrontar discursos y discursividades, en especial aquellos
y aquellas derivadas de ejercicios de poder y contrapoder o
de resistencia comunitaria..
Monocultivo, Caña de azúcar, planes de desarrollo, agroin-
dustria
Abstract
Keywords
e vast majority of the departmental development plans in
Valle del Cauca and Cauca have been instruments for
legitimizing and validating the sugarcane monoculture and
sugarc
ane agroindustry. 11 regional development plans of
the departments of Valle del Cauca and Cauca, proposed
during the period 1990-2019, were analyzed. e proposed
analysis revolved around whether or not these public
policies directly alluded to the negative eects (ecosystemic
and ethnic-territorial) generated by sugarcane monoculture
and sugarcane agroindustry in the two territorial entities. It
appealed to the hermeneutics and the historical and critical
analysis of documents and contextual circumstances of the
national and regional order. e article is inscribed in
Political Ecology, assumed as a eld in which it is possible to
confront discourses and discursivities, especially those
derived from exercises of power and counter-power or from
community resistance.
Monoculture, Sugar cane, development plans, agribusiness.
115
Introducción
La presencia hegemónica del monocultivo de la caña de azúcar en el valle geográco del
río Cauca (incluye a los departamentos de Cauca, Risaralda, Quindío y Valle del Cauca)
generó cambios sustanciales en el paisaje y en los ecosistemas naturales en ese vasto
territorio (Motta y Perafán, 2010). Erigirse como matriz paisajística en todo el Valle del
Cauca y en la parte norte del Cauca, fue posible gracias a las actividades de cabildeo o
lobby adelantadas por el gremio Asocaña y a las dicultades de los entes territoriales, en
especial los municipios, para actuar como autoridades ambientales.
¿Qué papel jugaron los planes de desarrollo regional en el periodo 1990-2019 en el proceso
de legitimación y validación del monocultivo de la caña de azúcar?, fue la interrogante
que orientó el análisis político y discursivo de 11 planes de desarrollo regional. Este
análisis se inscribe en la Ecología Política asumida por Martínez Alier (2015) como
un campo de estudio cuyo objeto principal es estudiar cómo el poder político incide
en los conictos socioambientales (Le, 2006; Bebbington, 2007; Escobar, 2005). A su
vez, los elementos de la Ecología Política que sirvieron para el análisis de los planes de
desarrollo hacen parte de una ecología de tercera generación (Escobar, 2010), desde la
que es posible analizar factores y acciones de poder y discursos. Uribe (2016) sostiene
que la ecología política pone en cuestión la concepción moderna de desarrollo reducido
a la idea de crecimiento económico, indicadores de eciencia y calidad y reducción de
la obligación social del Estado. Se intenta comprender los procesos y estrategias usados
para la colonización de la naturaleza, así como los discursos, las tecnologías y las prácticas
usadas por los centros de poder, en contraposición a las comunidades y pueblos que
resisten y enfrentan, mediante la acción colectiva y los movimientos sociales (págs 160-
161).
Los planes de desarrollo son, además de discursos técnicos y políticos, estrategias
para alcanzar un determinado nivel de desarrollo, basado en la visión hegemónica y
dominante. Son, también, instrumentos de planeación, y de poder, de allí que se justique
su análisis para entender el proceso de llegada, extensión, consolidación
1
y legitimación
del monocultivo de la caña de azúcar y de la agroindustria en esos dos entes territoriales
1. El crecimiento en el tiempo del monocultivo de la caña de azúcar es evidente. Por ejemplo, para
el año de 1960, según datos tomados de varios informes de sostenibilidad de Asocaña, en el Valle
Geográco del Río Cauca se cultivaron 61.600 hectáreas; para el año 1979, se sembraron 123.070 ha;
veinte años después, en 1989, las hectáreas alcanzaron las 154 mil; para el 2013, la cifra asciende a los
228.000; y para el año 2016, el guarismo alcanza las 238.204 hectáreas (Asocaña, 2016-2017). A 2019,
la cifra llega a las 240 mil hectáreas sembradas de caña de azúcar.
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del sur de Colombia (1990-2019).
Así, ubicados en la Ecología Política como marco interpretativo, se adelantó un ejercicio
de confrontación discursiva, propositivo en materia categorial y de análisis político
de las relaciones de poder en las que se fundó la presencia, por más de un siglo, de
la actividad agroindustrial cañicultora. De allí que se propuso, para el análisis de los
documentos de política pública departamental o regional, la categoa Inercia Institucional
Ambiental Negativa (IIAN) y se identicaron Patrones institucionales, actitudinales y
comportamentales en la operación de la agroindustria cañera y aquellos derivados de la
presencia hegemónica del monocultivo de la caña de azúcar
2
. La Inercia Institucional
Ambientalmente Negativa (IIAN) reere a un conjunto de prácticas, discursos,
expresiones, acciones y circunstancias que aportan a la consolidación de un fenómeno
complejo como lo es la agroindustria cañera y la presencia hegemónica de la gramínea,
así como las actuaciones de Asocaña como agente de poder.
De igual forma, la IIAN alude a procesos de inacción-acción político-administrativa
dentro de los entes territoriales locales y las autoridades ambientales del orden regional
y local, conducentes al mantenimiento de las condiciones de dominación cultural y
ambiental impuestas por la presencia hegemónica y naturalizada del monocultivo de la
caña de azúcar y a las sensaciones de supremacía que brotan de la operación histórica de
los ingenios asentados en las jurisdicciones municipales. A lo que se suma, el respaldo
institucional, gremial, social y político derivado tanto de la presencia hegemónica, como
de las actividades de cooptación o captura del poder municipal, departamental y nacional
lideradas o agenciadas por el gremio Asocaña o de manera directa por el conglomerado
económico propietario de ingenios. Es el caso de la Organización Ardila Lülle propietaria
de las factorías o ingenios INCAUCA, Providencia y Risaralda.
En cuanto a los patrones, estos se asumen como el conjunto de prácticas, discursos,
expresiones, acciones y circunstancias que aportan a la consolidación de un fenómeno
complejo como lo es la agroindustria cañera y elementos claves en su operación como
la presencia hegemónica de la gramínea, como las actuaciones de Asocaña como agente
de poder. Se pensó en establecer patrones por cuanto, a decir de Senge (2009), cuando
se trata de asuntos tan complejos como la sostenibilidad, sirve tener un lenguaje de
2. Las categorías propuestas hacen parte de los resultados y de los análisis de la investigación doctoral
Analizar la Intervención del Estado en la consolidación de la agroindustria de la caña de azúcar en
el valle geográco del río Cauca y sus efectos en la sostenibilidad ambiental regional (1990-2019).
Doctorado en Regiones Sostenibles de la Universidad Autónoma de Occidente de Cali, Colombia.
Resolución de Rectoría del 18 de septiembre de 2020.
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patrones como una manera de visualizar y hablar sobre los patrones profundos (p.49).
En este caso, los patrones circunstanciales, históricos, institucionales y culturales,
entre otros, constituyen patrones profundos que permitieron caracterizar y analizar las
consecuencias y los efectos negativos dejados por la presencia hegemónica de la caña de
azúcar y la operación incontrastable, en materia política y económica, tanto del clúster
azucarero, como de Asocaña.
Con la categoría patrón, se buscó identicar prácticas, circunstancias, hechos, decisiones
y actuaciones que sirvieran para establecer en el tiempo (1990-2019) unos patrones
comportamentales, culturales, institucionales, decisionales y operativos, entre otros, que
sirvieran para explicar los impactos sistémicos dejados por la agroindustria cañera y
las condiciones determinantes y las actuaciones de los agentes comprometidos (Estado,
instituciones ambientales, Asocaña, ingenios y comunidades y pueblos afectados) en la
operación de la agroindustria cañicultora en el sur del Valle del Cauca y el norte del
Cauca; pero también, para advertir sobre los silencios político-institucionales de las
instituciones ambientales y los de políticas públicas, como lo son los planes de desarrollo.
Este tipo de análisis aportan al fortalecimiento conceptual de la sostenibilidad, en la
medida en que a su carácter evaluativo, se suman aspectos institucionales asociados a
la aplicación de políticas públicas como los planes de ordenamiento territorial. Es claro
que el sentido evaluativo con el que suele asumirse la sostenibilidad de la agroindustria
cañera, tradicionalmente responde a examinar la operación de esta, casi exclusivamente
desde las perspectivas económicas y ecológicas-ambientales, pero poco desde el ámbito
político-institucional y, en particular, desde el agenciamiento de políticas públicas, como
los planes de desarrollo regional.
En lo que alude a la metodología usada para el análisis, hay que señalar que al hacer parte
de un proceso de investigación doctoral y fruto del mismo, los instrumentos de análisis
fueron varios, desde la entrevista semiestructurada y la lectura crítica de los documentos
ociales (planes de desarrollo). Siguiendo con los alcances del procedimiento cientíco,
las actividades investigativas adelantadas y los análisis discursivos dieron como resultado
la construcción de conceptos empíricos (Sartori, 2006, p.246) y la formulación de
generalizaciones (a partir de los Patrones que emergieron de los análisis). Entre las
categorías planteadas están la IIAN y el propio concepto de Patrón. El establecimiento
de categorías analíticas, tal y como se proponen más adelante, no solo corroboran la
adopción del carácter cientíco de los métodos y herramientas aplicadas al objeto-sujeto,
sino que se espera que sean asumidas como un aporte a la comprensión del fenómeno
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sistémico en el que se convirtió el monocultivo de la caña de azúcar, la agroindustria
cañera y las acciones ético-políticas adelantadas por el gremio Asocaña. Para alcanzar el
propósito analítico y comprensivo se apeló a la Hermenéutica Crítica (Ricoeur, 1985) y
a la de la Tradición (Gadamer, 1984), haciendo posible conuir en el objeto de estudio
asuntos como el lenguaje, la ética, la estética, la historia, la autoridad y los efectos y
aportes de estas perspectivas en la consolidación y validación del monocultivo de la caña
de azúcar y de la actividad agroindustrial, como símbolos que arrastran y enarbolan
ideas de progreso, desarrollo, dominación cultural, étnico-territorial y ontológica y
colonización ambiental. Mejía Quintana (2014) asume la hermenéutica y el trabajo que
supone cuando se apela a esta como método y herramienta comprensiva, como la acción
y la labor de
(…) interpretar símbolos, denir tradiciones, explicar deformaciones, no solo dándole a todo
ello un signicado orgánico y coherente que permita dilucidar su estructura y comprender la
interrelación de las diferentes esferas, sino también desentrañar los valores éticos, políticos, estéticos,
religiosos y losócos que le coneren signicado al ser humano frente a su realidad, al mundo y
al cosmos en general. El reto que la reexión hermenéutica se plantea es la desmitologización, la
resimbolización y la reproyección de un concepto amplio de cultura con implicaciones metódicas
relevantes y directas para la comprensión de la realidad social. Se trata de deconstruir, reordenar y
reconstruir la organización conceptual (p.48).
De la mano de la hermenéutica se apeló al análisis histórico-crítico, basado en un fuerte
criticismo, entendido este como parte sustancial del proceso evaluativo de la presencia
hegemónica de la caña de azúcar y el tipo de intervención del Estado, sus respuestas
a los conictos socio ambientales generados por la agroindustria cañera y los efectos
socioambientales dejados por esa misma actividad económica. El análisis histórico-
crítico se acompañó de las condiciones dadas por el Pensamiento Crítico, asumido por
Cebotarev (2003)
(…) como un método, analítico y auto reexivo, teóricamente sustentado, de crítica de ideologías y
prácticas convencionales, incluyendo la vida cotidiana, los sistemas políticos, el método cientíco
de crear conocimientos y los del mismo PC. Su propósito es reunir valores morales y cientícos
(p.1).
Marco interpretativo
El tipo de desarrollo agroindustrial que las élites azucareras consolidaron en lo que se
conoce como el valle geográco del río Cauca y, en particular, el que se observa en la
subregión conformada por varios municipios del norte del Cauca y el sur del Valle del
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Cauca está anclado en dos dimensiones claves: de un lado, el proyecto de la modernidad
y, del otro, el triunfo del capitalismo como sistema de dominación y de reproducción del
capital.
Grosfoguel (2018) sostiene que el capitalismo está estructurado, organizado y constituido
desde adentro por las lógicas civilizatorias de la modernidad (p.38). Por ello, Le (2008)
habla de que el mundo enfrenta hoy una profunda crisis civilizatoria. Y ese estado de
emergencia y crisis deviene atada a los principios y valores de una modernidad generadora
de dualidades desde las cuales, por ejemplo, se confrontaron y se sometieron las vidas
de los campesinos, afros e indígenas que, para el caso de Colombia, fueron afectados
ontológicamente por la instalación del monocultivo de la caña de azúcar en sus territorios
ancestrales (Maclanil, 2019; Mina, 2019). Grosfoguel (2018) insiste en que, si el capitalismo
es genocida, epistemicida, ecologicida, racista, cristianocéntrico, eurocéntrico, sexista,
destructivo de las comunidades, del mundo agrario, del campesinado, es porque está
organizado desde dentro con las lógicas civilizatorias de la modernidad (p.38).
Los elementos señalados por Grosfoguel (2018) se fueron agregando a la lógica
agroindustrial cañicultora y a la monocultura derivada del cultivo de la caña de azúcar,
con el rme propósito de sostener, ideológica, política, cultural y económicamente las
acciones modernizadoras y modernizantes adelantadas por quienes desde las autoridades
ambientales, como la CVC (Valle del Cauca) y CRC (Cauca) y entes territoriales como
alcaldías y gobernaciones, naturalizaron la presencia hegemónica del monocultivo de la
caña de azúcar y, por esa vía, legitimaron a la agroindustria cañera. De allí se derivó una
idea de desarrollo
3
que con el tiempo se hizo incontrastable, porque venía asociada a la
generación de progreso y bienestar. Para Motta y Perafán (2010), la idea de progreso- en
tanto tecnología y sistemas de producción- ha sido lo determinante y por ello se han
intervenido la naturaleza y los paisajes… El concepto de progreso y bienestar se sustentó
en la explotación de los recursos naturales como fuente de riqueza. No se hablaba de
ecosistemas, sino de <<tierras baldías>>, la tala de bosques se nombraba como <<mejoras
a los predios>>y la biodiversidad de hoy se denominaba ayer como <<monte duro de
amansar>> (págs 23-42). Para el caso especíco del desarrollo, la Contraloría General de
la República de Colombia lo asume como:
(…) un proceso de cambio sostenido, crecimiento económico y modicación estructural que
3. La visión crítica del tipo de desarrollo económico- agroindustrial alcanzado en el Valle del Cauca
que aquí se expone, contrasta con la presentada por Banguero (2010), en el artículo El modelo de
desarrollo del Valle del Cauca en retrospectiva y prospectiva. https://www.icesi.edu.co/revistas/
index.php/publicaciones_icesi/article/view/877 Consulta: 1 de enero de 2021.
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involucra y relaciona los elementos naturales, construidos y socio-económicos y que adquiere
especicidad propia, a través de los determinantes culturales que le imprime cada grupo humano
en particular, dirigido a elevar los niveles de bienestar social y calidad de vida (Informe del Estado
de los Recursos Naturales y del Ambiente, 2011-2012, p. 378).
Los objetivos trazados por la visión moderna del desarrollo planteado, requirió y requiere
aún del Estado para su consecución. Para el caso colombiano, hay consenso académico
y político alrededor de una evidente, pero provocada y no generalizada debilidad y
precariedad, a lo que se suman dicultades para que el Estado cope el territorio y guíe
la vida económica, institucional, social y política de la Nación en un sentido claro del
bien común. Daniel Pécaut
4
asocia dicha debilidad a su incapacidad simbólica
5
. A lo
anterior, se suman las visibles dicultades institucionales en las que ha operado el Estado
colombiano a través de la gestión pública y del sentido poco interiorizado de lo público.
Esas circunstancias han hecho posible reconocer dos modelos en la operación estatal o de
la gestión pública de los entes territoriales y de los agentes de poder. Al respecto, Banguero
(2014) señala que en el contexto de la gestión pública existen dos modelos políticos
con objetivos contrapuestos: el programático y el clientelista. El modelo programático,
considerado como el ideal de la gestión política, fundamenta su losofía en el buscar
el máximo bienestar para los ciudadanos y, por tanto, orienta sus esfuerzos a concebir
políticas, programas y proyectos que buscan en últimas satisfacer las necesidades de los
ciudadanos, tanto materiales como espirituales, en el menor tiempo posible.
En contraste, el modelo clientelista es aquel en el cual la acción del político se orienta
fundamentalmente a garantizar su permanencia en el poder, a mantener su poder
político. (págs. 133-134). Al tenor de lo dicho por Banguero, y a juzgar por las maneras
como intervino el Estado en el proceso de llegada, instalación, consolidación, extensión
4. El analista francés expone que el Estado al que hace referencia es el Estado Liberal, es decir, aquel
que enmarca su operación en consideraciones de orden moderno, en las que resultan importantes no
solo el mercado, sino las correlaciones de fuerza dadas entre élites capitalistas. En la misma línea de
pensamiento se instala Federico Engels, cuando señala que el Estado moderno no es tampoco más que
una organización creada por la sociedad burguesa para defender las condiciones exteriores generales
del modo capitalista de producción contra los atentados, tanto de los obreros como de los capitalistas
individuales. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista,
es el Estado de los capitalistas, del capitalista colectivo ideal” (Engels, F. 2013. p.81).
5. “La fragmentación del territorio y del poder político no es una situación nueva en Colombia, pero
en el marco de la correlación de fuerzas que prevalece después del 9 de abril (1948), se hace aún más
notoria y comporta otras implicaciones. La ausencia de regulación estatal, la crisis de la simbólica
nacional, el poder gremial: todo esto contribuye a que la correlación de fuerzas se manieste por
intermedio de redes descentralizadas de dominio que pueden ser los lazos del clientelismo, el control
directo ejercido sobre la fuerza de trabajo o la subordinación de la política a las autoridades locales
(Pécaut, 2001, p.586).
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y legitimación de la caña de azúcar y en particular durante el periodo 1990-2019, se
colige que el modelo político que arbitró la gestión pública en el valle geográco del
río Cauca y en la subregión comprendida entre el norte del Cauca y el sur del Valle del
Cauca es, o fue el clientelista. De acuerdo con las condiciones arriba descritas, en las que
operó e intervino el Estado en el proceso de consolidación de la agroindustria cañera y
el monocultivo de la caña de azúcar, previo al periodo 1990-2019 y durante esta misma
temporalidad, cualquier escenario posible que desde la Ecología Política se pueda pensar
en función de sugerir cambios en el actual ordenamiento territorial, pasa primero por la
urgente necesidad de resolver la tensión entre la Sostenibilidad y la Sustentabilidad.
Y para lograrlo, se deberá tener en cuenta la revisión crítica de las maneras como vienen
funcionando el sistema o el régimen político colombiano. Y ello implica someter a un
proceso deconstructivo al ethos que guía la vida privada y pública de los operadores
políticos, de las élites de Estado (Miliband, 1970) y de la concepción que de lo público-
estatal tienen agentes económicos clave de la sociedad civil. La CEPAL (2020), en su libro
161, recomienda que la América Latina y el Caribe, como región, debería enfocarse en
un cambio paradigmático orientado a una nueva civilización, con mejor calidad de vida,
aunque advierte que ello no ocurrirá sin un cambio profundo y estructural y un cambio
cultural igualmente profundo, que anule las tendencias actuales al individualismo y que
permita la recuperación del valor de la solidaridad, no solo con los seres humanos, sino
con todas las formas de vida que pueblan la Tierra (Gligo, N. y otros. 2020. p. 37).
A través de los expertos reunidos en la señalada publicación, entre los que se encuentra
Gligo Nicolo, la CEPAL pone en discusión los conceptos de desarrollo sostenible y la
sostenibilidad. Indica que ya es tiempo de dejar atrás el concepto de desarrollo entendido
como crecimiento del producto interno bruto (PIB), reducido a la expresión “crecimiento
económico. Y aunque consideran los expertos reunidos en esa publicación que el
concepto de desarrollo sostenible es correcto, su carácter antropocéntrico deja por fuera a
la comunidad de vida y su pilar económico, el crecimiento, surge como factor importante
de sostenibilidad. También reconoce la CEPAL que el concepto de sostenibilidad —e
incluso el de desarrollo sostenible— ha sido manipulado para asegurar la permanencia
en el tiempo de cualquier negocio o empresa y para que los Gobiernos acepten el
concepto de desarrollo sostenible como una modicación adjetiva del neoliberalismo
o del izquierdismo. Tanto el desarrollo sostenible como la sostenibilidad vienen siendo
asociados, como discursos y realidades fácticas, a propuestas neoliberales (págs 34-47).
Será importante y denitivo asumir la sostenibilidad con un carácter evaluativo y crítico,
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con el propósito de romper los lazos con la idea de desarrollo sostenible (Informe
Brundtland), en la que sobresalen exclusivamente las variables económica y política, por
encima de consideraciones ontológicas diversas y disímiles a las que exhiben quienes
desde el Estado diseñan e implementan políticas desarrollistas con bajos niveles de
sostenibilidad, en particular cuando dichas políticas no consideran y evalúan los impactos
negativos que se pueden generar en comunidades ancestrales diversas y complejas.
Entretanto, para Lovelock (2007) no es posible continuar pensando en clave del desarrollo
sostenible, desde el sentido universalmente dado a partir del Informe Brundtland, pues el
error es creer que el desarrollo todaa es posible y que la Tierra continuará más o menos
igual. Considera que es demasiado tarde, pues el daño ya está hecho (p.20). Se suma a lo
anterior, una circunstancia poco tenida en cuenta por los agentes del desarrollo y grupos
de cientícos en Colombia, América Latina y en el mundo: la Tierra se autorregula y su
capacidad de auto regulación está fallando y como sistema abierto, el sistema de la Tierra
avanza hacia un estado crítico que pone y pondrá en lo consecutivo en riesgo a todas las
formas de vida que hoy alberga (Lovelock, 2007, p. 23).
Por las características de la nación colombiana (biodiversa y étnicamente plural) resulta
inconveniente continuar con un tipo de desarrollo agroextractivo, con énfasis en el
monocultivo y en la monocultura que lo aúpa. Las políticas públicas, tipo planes de
desarrollo, que ocultan los efectos negativos dejados por la agroindustria cañera y la
presencia hegemónica de la caña de azúcar, se convierten en dispositivos e instrumentos
de legitimación de esa actividad agroindustrial y aportan a la extensión de la Inercia
Institucional Ambiental Negativa (IIAN), categoría en la que se recogen los factores y las
circunstancias históricas de dominación y hegemonía de un monocultivo considerado
como altamente perturbador desde la perspectiva ecosistémica. La presencia de la caña de
azúcar, desde principios del siglo XX y su extensión hoy más allá de los límites geográcos
del valle geográco del río Cauca, constituye un patn comportamental, institucional y
ambiental por cuanto en este, conuyen el comportamiento político de agentes de poder
y operadores políticos, el funcionamiento de las instituciones ambientales (autoridades)
y de quienes, en los órdenes departamentales, conciben políticas públicas.
Planes de desarrollo regional, instrumentos de legitimación
Para el cumplimiento de la tarea analítica se sometieron a análisis aquellos planes en los
que la referencia a la caña de azúcar fuera una circunstancia de especial consideración. La
no comparecencia o alusión a las problemáticas socio ambientales, ecológicas, políticas,
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económicas y étnicas-territoriales asociadas al monocultivo de la caña de azúcar en dichos
documentos, se asumió como parte de la Inercia Institucional Ambiental Negativa (IIAN)
y asociada a esta, un patrón político-institucional que exhibe con claridad que la gestión
ambiental-territorial y los propósitos de los planes de desarrollo dependen, en buena
medida, de las relaciones políticas, de los apoyos electorales recibidos por gobernadores
y alcaldes y de la disposición de algunos mandatarios de reconocer, en un documento
de política pública, los efectos negativos generados por la agroindustria
6
cañera y de lo
poco que desde el Estado colombiano se ha podido hacer para revertir lo sucedido con la
presencia incontrastable del monocultivo de la caña de azúcar. En adelante, se presentan
los planes de desarrollo regional de dos entes territoriales del orden departamental. 8
para el departamento del Valle del Cauca y 3 para su similar del Cauca. La diferencia
en el número de los planes analizados se explica por la dicultad para tener acceso a las
versiones aprobadas. Así mismo, se resaltan los nombres y el periodo de gobierno de los
gobernadores que asumieron la responsabilidad de aplicar lo consignado en sus planes
de desarrollo. El análisis de dichas políticas públicas cubre el periodo 1990-2019.
Planes de desarrollo gobernación del Valle del Cauca
Gobernación de Carlos Holguín Sardi (1992-1994)
Se inicia con el plan de desarrollo regional de la administración de Carlos Holguín Sardi.
Lo primero que hay que señalar de este instrumento de planicación regional es que no
alude al monocultivo de la gramínea como un problema o problemática ambiental. No
ofrece un diagnóstico en materia ambiental alrededor de pérdidas y transformaciones
ecosistémicas asociadas a la presencia incontrastable de la gramínea. Por ejemplo, que
a partir de 1950 el Valle del Cauca registra una pérdida de entre el 87% y el 91% de los
humedales (Restrepo y Naranjo, 1987). Lo que sí maniesta de manera explícita es que
se liderarían y propiciarían acciones de concertación entre los sectores público y privado.
En los puntos 6.4 y 6.6, titulados Desarrollo agroindustrial y agropecuario del norte del
Valle y Desarrollo integral de corregimientos suburbanos, se lee:
6. El avance del monocultivo de caña en los últimos años se enmarca en el desarrollo de los grandes
proyectos agroindustriales que el gobierno nacional ha impulsado como política de desarrollo
agropecuario. En particular, los cultivos para agrocombustibles (principalmente caña de azúcar y
palma aceitera) vienen recibiendo enormes incentivos, a través de una estructura normativa basada
en tres pilares: 1). la obligatoriedad en el consumo que promueve la mezcla de gasolina con etanol
iniciando con un 10%, pero intensicándose al 85% para los nuevos motores a partir de 2012 (Decreto
1135 de 2009); 2). Exenciones tributarias en IVA, Impuesto Global y SobreTasa al componente del
alcohol en combustibles; y 3). Precios de sustentación que permiten hacer atractivo el negocio a costa
de un pago mayor parte de los consumidores” (Pérez, Mario, et al. (2011). Agroindustria cañera y uso
del agua: análisis crítico en el contexto de la política de agrocombustibles en Colombia). http://www.
scielo.br/pdf/asoc/v14n2/11.pdf Consulta: 15 de diciembre de 2020.
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
semestre de 2021 (Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: 10.37135/kai.03.07.06
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El departamento concurrirá con los municipios del norte del Valle y el sector privado, a la
formulación y puesta en marcha del “Plan de Desarrollo Agroindustrial y Agropecuario del Norte
del Valle, en procura de garantizar que esa región del departamento pueda acelerar el proceso que
le permita equilibrar su nivel de desarrollo con el centro y sur del Valle; así como para construir
alternativas que permitan atenuar a mediano plazo los efectos de la crisis cafetera (p.37) (subrayado
nuestro).
Ese objetivo o plan se plantea sin examinar las condiciones de exclusión, pobreza y en
general los problemas asociados al desarrollo agroindustrial presentado en el sur del
departamento, que no se traducía para la época en bienestar colectivo; eso sí, en el plan
de desarrollo regional se estableció como objetivo buscar compensar esa situación. El
programa se ejecutaría, entre otros, en los corregimientos de El Cabuyal (Candelaria,
Valle del Cauca) y San Antonio de los Caballeros (Florida, Valle del Cauca), territorios
históricamente <<cercados>> por la caña de azúcar, en tanto esta gramínea hace parte
del valle geográco del río Cauca desde la llegada de los españoles (Colmenares, 1975;
Mancini, 1954, CVC, 2004).
El Gobierno Departamental con el concurso del Gobierno Municipal respectivo, las instituciones,
entidades correspondientes, las comunidades y el sector privado con inversión en ellos realizarán
en los corregimientos del valle geográco que han alcanzado alto grado de desarrollo industrial,
agroindustrial o agrícola un programa de inversiones multisectorial, tendiente a dotar a dichos
conglomerados de la totalidad de los servicios básicos tales como acueducto, alcantarillado, planta
de aguas residuales, pavimentación, parques recreacionales (p. 38).
Se está ante una clara constatación: la tardía preocupación del Estado regional por afrontar
una realidad socio ambiental compleja que contrasta con la presencia del modelo de la
gran plantación desde principios del siglo XX. Son tales los niveles de naturalización y
legitimación del monocultivo de la caña de azúcar en el valle geográco del río Cauca
y en la subregión aquí señalada, que años después de formulado el plan de desarrollo
regional de Holguín Sardi, el propio gremio que aglutina a los ingenios azucareros
reconoce que son conscientes de la situación social y política del país y especialmente
de la del valle del río Cauca. Por ello, el Sector Agroindustrial de la Caña, desde el año
2018 a través de un grupo multidisciplinario e interinstitucional, viene trabajando en la
construcción de una estrategia de sostenibilidad que tiene como n establecer las acciones
que el Sector debería desarrollar en el mediano y largo plazo en el territorio de su área de
inuencia (Asocaña, 2018-2019, p.66). A pesar de la exposición de la estrategia echada
a andar, la agremiación cañera no asume como una deuda ecológica y socio ambiental
las transformaciones ecosistémicas, sociales y económicas provocadas por la presencia
hegemónica del monocultivo de la caña de azúcar.
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
semestre de 2021 (Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: 10.37135/kai.03.07.06
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Gobernación de Germán Villegas Villegas (1995-1997)
Vendría el plan de desarrollo del gobierno de Germán Villegas Villegas. En cuanto a
un diagnóstico ambiental que recogiera los impactos que venía ya dejando la actividad
agroindustrial cañera en el valle geográco del río Cauca, este plan de desarrollo 1995-1997
no ofrece mención alguna en esa dirección. Pareciera que sus mentores desconocieran
los efectos dejados por el monocultivo de la gramínea en materia étnico-ontológica-
territorial En el plan de desarrollo regional se lee, en el artículo 3, sobre identidad:
El Valle del cauca requiere con urgencia, como departamento pluriétnico, sensibilizar a sus
habitantes para el fortalecimiento de la identidad socio-territorial vallecaucana (…) mejorar las
condiciones de vida de la población, con prioridad a los más pobres, reconociendo y favoreciendo
la diversidad cultural y étnica…mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas y
afrocolombianas en el Valle del Cauca, partiendo del reconocimiento de su diversidad étnica y
cultural y facilitando su acceso equitativo y participativo a los procesos productivo” (págs. 8- 43)
(subrayado nuestro).
Es normal que las propuestas de mejoramiento de las condiciones de vida de los
pueblos ancestrales se hagan desde la visión occidental dominante, lo que signica la no
atención a las diferencias culturales; es decir, las acciones de mejoramiento no suponen
la existencia de una perspectiva étnica-ontológica (Escobar, 2014) que reconozca y
respete las cosmovisiones de los pueblos afros e indígenas a “intervenir” desde el Estado
regional. En cuanto al monocultivo de la caña de azúcar y/o a la actividad agroindustrial
su alusión es nula, aunque sí se hace un llamado importante al uso racional del agua
y a los usos del suelo, lo que supone, por lo menos, la comprensión y el conocimiento
de que hay sectores agroindustriales que sobreexplotan el recurso. La explotación del
agua subterránea se inicia en 1967 (Cenicaña, 1995) y se duplicó entre 1980 al 2010,
con incremento anual del 3.5% (Pérez, M. 2018). Eso sí, no aludir de manera directa a la
agroindustria cañera como responsable de los problemas en los usos del suelo y la sobre
explotación del agua puede obedecer a dos factores, fundamentalmente. El primero, a
la presencia de la Inercia Institucional Ambiental Negativa (IIAN). Y la segunda, a las
simpatías y a la militancia política del gobernador Villegas, operador político de las
entrañas del gremio azucarero, pero en particular, del sector más conservador que está
detrás de la agroindustria cañera. En la siguiente cita se advierte ya lo que Guhl (2015)
llama la privatización de la gestión ambiental y se hace explícito el silencio guardado en
torno a los efectos ecológicos, ontológicos y ambientales que ya venía produciendo la
agroindustria cañicultora:
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
semestre de 2021 (Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: 10.37135/kai.03.07.06
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Se tendrán en cuenta en las fórmulas tarifarias de los servicios públicos recursos para el manejo
de cuencas hídricas. Se estudiarán incentivos económicos y tributarios que fomenten el adecuado
manejo de las zonas de importancia hídrica…institucionalizar y apoyar las actividades encaminadas
a modicar cambios de comportamiento en lo relacionado con el adecuado manejo de los recursos
hídricos (págs. 32-64) (subrayado nuestro).
Gobernación de Gustavo Álvarez Gardeazábal (1998-2000)
La apuesta ético-política del plan con la que el novelista vallecaucano pretendía liderar la
ejecución de su plan de desarrollo y de gobierno estaba ncada en dos derroteros: actuar
con transparencia y erradicar las prácticas corruptas y aportar a la consolidación de la
identidad regional a nombre de lo que él mismo llamó el “País Vallecaucano. A pesar de
no señalar responsabilidades por los efectos sistémicos provocados por la presencia de la
caña de azúcar y la agroindustria cañera, en el plan de desarrollo 1998-2000, se pretendía
denir políticas de ordenamiento territorial en coordinación con el Ministerio del
Medio Ambiente, la CVC y los municipios; promover la cultura del desarrollo sostenible;
construcción de embalses de forma coordinada con la CVC para garantizar el suministro
de agua (págs 22-23).
Hay que señalar que el entonces gobernador es un novelista reconocido por obras como
Cóndores no entierran todos los días (1972), El Divino (1986) y Se llamaba el País
Vallecaucano (2001), en el que calica como feudal a la élite azucarera. Con la llegada
del narcotráco, dice el escritor tulueño, la tierra se concentró más y que el esquema
eterno del País Vallecauano se mantuvo. La tierra quedó en manos de dos latifundistas:
los viejos dueños de los ingenios azucareros heredados en buena parte desde el siglo XIX
y ellos, los nuevos ricos (narcotracantes y testaferros), que también se vieron obligados
a sembrar caña y a contratar su molienda en los ingenios de la vieja oligarquía sin que
ello fuera ni pecado ni motivo de enjuiciamiento (pp. 101-102).
Gobernación de Germán Villegas Villegas (2001-2003)
En su segundo mandato, Villegas bautizó a su plan de desarrollo regional “Con fe, Valle
del Cauca unido y solidario, un puente hacia el futuro. En este plan de desarrollo, como
en muchos otros aquí registrados, no se establecen responsabilidades por los efectos
sistémicos o al decir de los economistas clásicos, las externalidades producidas, dejadas
o generadas por la agroindustria cañera y el monocultivo de la gramínea. Eso sí, en la
intención de justicar y legitimar los cambios que necesitaría el departamento para
articularse de una mejor manera a la economía global, frente al monocultivo se dice lo
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
semestre de 2021 (Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: 10.37135/kai.03.07.06
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siguiente: “El Valle se ha convertido en un monocultivo de caña de azúcar y la agroindustria
trabaja en un mercado altamente competido cuyos precios internacionales han estado
deprimidos por varios años, sin que haya signos cercanos de mejoría (p. 14). Eso sí, deja
por fuera que es una actividad altamente subsidiada por el Estado y que exportan el 30%
de la producción y el 70% lo dejan para el mercado interno.
Gobernación de Angelino Garzón (2004-2007)
Se da continuidad con el plan de desarrollo regional de la administración del gobernador
Angelino Garzón. De la misma manera como en varios planes de desarrollo regional, en
esta política pública departamental (2004-2007) se reconocen circunstancias internas
especiales alrededor de la manera como opera el Estado regional. En el texto de dicho
documento se prescribe, como acción institucional y política, “recuperar la conanza
institucional y generar sinergias dentro y fuera del Gobierno. Es la manera de potenciar
al máximo las acciones de las instituciones y organizaciones para un mayor impacto
social y territorial” (p. 361) (subrayado nuestro).
Y aunque se consigna en este documento de política pública que el rol del departamento
o del Estado regional es el de ser el promotor y articulador del desarrollo y de enlace
entre los municipios y la Nación(p.16), es tal la fuerza inercial que genera la presencia
histórica, hegemónica y dominante de la caña de azúcar en el valle geográco del río
Cauca, que el cumplimiento de ese rol se torna relativo en la medida en que la operación
y el funcionamiento del clúster azucarero no solo está estandarizado e incorporado en
las institucionalidades estatales y privadas, sino que su vigilancia ambiental está mediada
por la Inercia Institucional Ambientalmente Negativa (IIAN) que el monocultivo de esta
gramínea generó en el pasado y produce hoy, por su incontrastable presencia dominante.
Como en los anteriores planes, en este no se menciona la presencia hegemónica y el
modelo cultural y de desarrollo que se agencia, promueve y permite el monocultivo de
la caña de azúcar. El silencio en torno a la presencia de la gramínea y sus efectos socio
ambientales y étnico-ontológico-territoriales se evidencia cuando, al hacer referencia al
campesinado, en el plan de desarrollo regional (2004-2007) no se alude a los problemas
históricos generados a las familias campesinas y en particular en el desplazamiento de la
agricultura de pan coger. En ese sentido, se propone:
propiciar en las comunidades rurales el respeto, la identidad, la autonomía, la cultura, la dignidad
(…) la Gobernación elaborará, en coordinación con la comunidad campesina y sus representantes,
planes con perspectiva de largo plazo que creen condiciones favorables para su articulación con
otros sectores de la sociedad y un mejor nivel de competitividad (p. 365) (subrayado nuestro).
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
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Parece ser que en la categoría <<comunidades rurales>> se incluyen a indígenas, mestizos
y afros, en la medida en que alude a elementos claves para estas comunidades como
son la autonomía, la cultura y la dignidad. Como elemento clave, el lenguaje y los giros
lingüísticos representan el triunfo de la modernidad y de los modernos civilizados. El
mismo mutismo frente a los conictos socio ambientales generados por el monocultivo
de la caña de azúcar en comunidades ancestrales se guardó en referencia a los pueblos
indígenas y los afrocolombianos. En el texto de política pública se lee que:
(..) en el caso de los pueblos, comunidades y grupos étnicos indígenas, en particular de aquellos
en condiciones seculares de desventaja y peligro, la Administración Departamental promoverá
junto con las organizaciones de la sociedad civil acciones para su bienestar. Esto implica el
reconocimiento de sus derechos y memorias propias (p. 366).
Además de obviar los efectos territoriales dejados por el monocultivo de la caña de azúcar,
se dejan de lado las pérdidas dejadas en materia de las territorialidades comprometidas,
esquilmadas, subsumidas, desconocidas y erosionadas por el proyecto monocultural
que acompaña a dicha práctica agroindustrial. Si bien no se trata de exigir que en un
documento de política pública se insista en registrar una especie de “memorial de agravios
de carácter socio ambiental, territorial y étnico, pero sí una mínima contextualización, a
manera de antecedentes y diagnóstico, de lo acontecido en el departamento en materia de
desarrollo, especialmente cuando en el documento se expone la pretensión de “avanzar
en materia de desarrollo humano sostenible. Y así como hay espacio para nombrar a las
comunidades campesinas e indígenas, en el plan de desarrollo “Vamos juntos por el Valle
del Cauca, se alude a la población afrocolombiana en este sentido:
(…) apunta a que la Administración Departamental articule esfuerzos institucionales y sociales
para el reconocimiento y la defensa de los derechos de los afrocolombianos. Se propiciará la
organización de la población afrocolombiana residente en el Valle del Cauca de modo que, a partir
de esquemas organizativos modernos, se busque la incorporación de este segmento poblacional en
las dinámicas productivas y de desarrollo integral en el Departamento (p. 365).
Y sin que se aluda a las actividades de sobre explotación que del agua hacen los ingenios
azucareros y los particulares que alquilan sus tierras para cultivar la gramínea, en el plan
de desarrollo regional se lee que:
(…) se buscará con la CVC, y todos los organismos nacionales, regionales y municipales vinculados
con el sector ambiental, garantizar el abastecimiento y suministro de agua con criterio de equidad
y prioridad social en cuanto a cantidad, calidad, continuidad, cobertura y costos del servicio. Se
buscará avanzar con todos los actores sociales y del sector ambiental, en el desarrollo del Pacto
Social por el Fortalecimiento de la Gestión Integrada del Recurso Hídrico suscrito en septiembre
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
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de 2003 por los diferentes actores sociales de la región” (p.376) (subrayado nuestro).
Por ser el agua un elemento fundamental para el cultivo de la caña de azúcar y para la vida
humana, toda iniciativa estatal y privada conducente a hacer un uso racional del recurso
resulta no solo bienvenida, sino plausible y más en las circunstancias que impone ya el
Cambio Climático (CC). Claro está que las acciones conducentes a garantizar la calidad
y el suministro del preciado líquido siempre estuvieron, están y estarán orientadas a
garantizar el riego de los cientos de miles de hectáreas sembradas de caña de azúcar. El
sector agrícola representa el porcentaje más alto de demanda hídrica, demandando un
poco más del 67%, seguido por el sector industrial con el 17% y su uso para la generación
de energía con el 15% (Conpes 3624, noviembre 20 de 2009).
Gobernación de Juan Carlos Abadía Campo (2008-2011)
Entre el 2008 y el 2012 el departamento del Valle del Cauca viviría una fuerte crisis
política e institucional debido a sucesivas investigaciones, destituciones y restituciones
de mandatarios comprometidos en escándalos de corrupción. Se inicia la crisis con la
destitución, en 2009, y posterior restitución, vía tutela, de Abadía Campo. En cuanto a su
plan de desarrollo regional, Buen gobierno, con seguridad lo lograremos, hay que decir
que la Visión a 2015 se expresaba de la siguiente manera:
(…) convertir en realidad un nuevo modelo de desarrollo que solucione situaciones de exclusión
social y de pobreza, que genere condiciones para aprovechar la situación geoestratégica para el
comercio internacional y la biodiversidad, que reactive la economía para orientarla por un sendero
de crecimiento y desarrollo sostenible, de competitividad y de democratización de la propiedad
(p.1).
Y en la misma lógica y dirección de anteriores planes de desarrollo, el de Abadía Campo
no establece responsabilidades a la agroindustria cañera, aunque plantea la necesidad de
que la región procure desarrollar una estructura productiva diversicada, integrada a la
econoa mundial, que le permita generar más, mejores y estables empleos y, por este
medio, propiciar un crecimiento económico sostenible y más equitativo (p. 25). Por el
contrario, el plan de desarrollo regional (2008-2011) estuvo más pensado para mantener
las condiciones históricas de producción y de operación estatal y privada reconocidas en
la nomenclatura IIAN (Inercia Institucional Ambiental Negativa). En el mismo documento
se apunta al apoyo de nuevas prácticas y proyectos agroindustriales, tipo clúster.
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
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Las cadenas productivas agroindustriales priorizadas en la Agenda interna de Competitividad
están llamadas a ser las abanderadas del desarrollo del sector en el propósito de competir nacional
e internacionalmente, fomentando mercados endógenos competitivos que permitan realizar la
escuela para la exportación, pues estos son los renglones sobre los cuales se debe basar el desarrollo
futuro del Valle del Cauca (p. 28).
Gobernación de Ubeimar Delgado (2012-2015)
Vallecaucanos, hagámosle bien, es el título o el nombre del plan de desarrollo regional
aprobado por la Asamblea Departamental, para el periodo 2012-2015, después de
la crisis institucional y política que se vivió en el departamento. Al haber heredado
la crisis institucional dada en el periodo 2008-2011, el objetivo trazado en el plan de
desarrollo regional apuntaba a fortalecer la capacidad institucional y de gobernabilidad
en el Departamento del Valle del Cauca durante el período 2012 –2015 (p. 3). En lo
que concierne al señalamiento de responsabilidades ecológicas, étnico-territoriales
y ambientales generadas por el monocultivo de la caña de azúcar y la agroindustria
cañicultora, en dicha política pública se obvia o se guardó silencio y por ese camino,
se aportó a la consolidación del patrón institucional que se expresa en el mutismo,
en el marco de la IIAN, asumido por mandatarios regionales frente a una actividad
agroindustrial responsable de sistémicos problemas y conictos ambientales (Uribe, H.
2019).
Llama la atención el sentido del objetivo 7, Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente,
que busca fortalecer al departamento del Valle del Cauca como entidad territorial para
el cumplimiento de sus competencias en materia ambiental y de servicios públicos. Y
mantener la inspección, vigilancia y control en los 42 municipios del departamento sobre
los factores de riesgo del ambiente (saneamiento básico, ETV, zoonosis, salud ocupacional,
riesgos del consumo, seguridad sanitaria) (p. 15). La fuerza histórica del monocultivo
de la caña de azúcar y la capacidad de lobby de Asocaña no solo anula las funciones de
autoridad ambiental de los municipios, sino que hace que las jerarqas institucionales que
se desprenden del Estado central hacia los regionales y locales, terminen dependiendo de
decisiones ministeriales con las que suelen atenderse las presiones del gremio azucarero,
para dirimir conictos socio ambientales con comunidades subalternas (afros, indígenas
y campesinos).
Así entonces, los impactos sistémicos que deja la agroindustria cañera y el monocultivo
de la caña de azúcar están ancladas a la incapacidad misma de los entes o gobiernos
departamentales para cumplir con las importantes funciones de tutela y coordinación de
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
semestre de 2021 (Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: 10.37135/kai.03.07.06
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los municipios que en otrora asumían (Hernández, 2001, p.64) antes de que se les diera a
los municipios autonomía, en el marco de la elección popular de alcaldes y el consecuente
proceso de descentralización administrativa que sobrevino en Colombia. Al haberse
instalado y consolidado la caña de azúcar antes de la descentralización administrativa
que dio autonomía a los entes municipales y, con anterioridad, a los movimientos
ambientalistas y al surgimiento de una relativa conciencia colectiva alrededor de los
efectos negativos que venía dejando de tiempo atrás la agroindustria cañicultora, esta
actividad adquiere el carácter de realidad ambiental incontrastable que hacía y hace aún
más relativa la autonomía de los entes territoriales municipales y departamentales.
Gobernación de Dilian Francisca Toro (2016-2019)
Del plan de desarrollo regional, El Valle Sos Vos, de la gobernadora Dilian Francisca Toro
(2016-2019), se colige que se trata de una política pública ancorada a la idea universal
de desarrollo sostenible y al mantenimiento de las condiciones asociadas a un tipo de
desarrollo agroindustrial que a pesar de sus efectos negativos, su presencia hegemónica
y su defensa política, hace parte de la Inercia Institucional Ambiental Negativa (IIAN) de
la que aquí se habla. Mirado este plan de desarrollo regional y los anteriores a la luz de
la IIAN, lo propuesto en estos instrumentos de planeación y de ordenación territorial
termina por validar y legitimar la presencia hegemónica del modelo de la gran plantación.
Así, la sostenibilidad para un desarrollo sostenible que deja entrever el plan de desarrollo
regional (2016-2019) como un propósito a alcanzar, está mediada por el mantenimiento
de las condiciones históricas de dominación natural (ambiental) y cultural que impuso la
monocultura que, asociada al <<hombre blanco occidental moderno>> y de las alteridades
creadas por la modernidad (Castro-Gómez, 2003), se impuso sobre indígenas, afros y
campesinos. Por ello, los programas para satisfacer las necesidades de estos pueblos y
comunidades, adoptados en estos planes de desarrollo regional, sirven de parapeto para
ocultar lo que en materia de degradación, proscripción y negación ontológica trajo el
monocultivo del <<pasto gigante>> o caña de azúcar. Eso sí, a diferencia de los anteriores
planes referidos, en el plan El Valle Sos Vos (2016-2019), sí se alude de manera directa al
monocultivo de la caña de azúcar como un actor y factor responsable de los problemas
ecológicos y socio ambientales que exhibe el departamento. En el documento se lee lo
siguiente:
El Valle del Cauca ha venido implementando un modelo de desarrollo económico basado en la
explotación intensiva de los recursos naturales, que no tiene en cuenta los límites de resiliencia
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
semestre de 2021 (Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: 10.37135/kai.03.07.06
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de los ecosistemas, ni los impactos ambientales que genera en el entorno. Dicho modelo se ha
fundamentado en el desarrollo de la agroindustria, especialmente azucarera (…) en relación con
el tema hídrico en el Valle del cauca se encuentra un agotamiento del recurso y afectación de las
cuencas, reejado por el hecho que 94% del agua subterránea y el 76% del agua supercial es
asignada al sector agrícola, en particular al riego de tierras para el cultivo de caña (p.79) (subrayado
nuestro).
Eso sí, llama la atención que en el plan de desarrollo de la gobernadora Toro se haga
referencia al impacto que viene dejando la agroindustria azucarera, en la medida en que
la entonces gobernadora del departamento del Valle del Cauca es reconocida como una
hacendada que guarda relaciones cercanas con los azucareros.
Planes de desarrollo de la gobernación del Cauca
Hubo dicultades con la consecución de todos los planes de desarrollo regional del
departamento del Cauca para el periodo 1990-2019, dado que no todos están digitalizados.
Tan solo se tuvo acceso a los planes correspondientes a los periodos 2008-2011; 2012-
2015 y 2016-2019. Al igual que los otros documentos de política pública, este y otros
concebidos para el departamento del Cauca, serán sometidos a alisis a partir de los
mismos enunciados categoas aplicados para los planes regionales del Valle del Cauca.
Gobernación de Guillermo Alberto González Mosquera (2008-2011)
El plan de desarrollo de González Mosquera, Arriba el Cauca, acoge la política de
seguridad democrática del gobierno nacional, en cabeza del entonces presidente Álvaro
Uribe Vélez (2002-2010), en la perspectiva de asegurar niveles altos de gobernabilidad
y por ese conducto, alcanzar un crecimiento económico sostenible y desarrollo social
(p.11). De igual manera, se ampara en el Plan Nacional de Desarrollo (2006 -2010),
Hacia un Estado Comunitario: desarrollo para todos como un referente de planicación
para alcanzar los objetivos planteados en los planes de desarrollo local y regional. Dicha
política pública soporta sus objetivos y principios en una visión de desarrollo sostenible
que enfrenta el reto mayúsculo de:
(…) romper con el carácter insular de muchas regiones y subregiones del departamento que
encuentran con una ausencia casi total de la presencia del estado. En el Cauca existe un décit de
territorialidad, donde muchas de sus zonas se escapan al control del estado. La articulación de la
empresa privada, el estado regional y las instituciones educativas y de formación de conocimiento,
deben constituir los vértices sobre los cuales se construya el nuevo concepto de desarrollo para la
sociedad del Cauca (p.11) (subrayado nuestro).
KAIRÓS, revista de ciencias económicas, jurídicas y administrativas, 4(7), pp. 113-140. Segundo
semestre de 2021 (Ecuador). ISSN 2631-2743. DOI: 10.37135/kai.03.07.06
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Lo que advierte el documento ocial en la parte citada y subrayada constituye, para el
caso del Cauca, una circunstancia problemática en la medida en que el <<carácter insular
y la ausencia del Estado>> en el norte del Cauca facilitó la presencia dominante del
monocultivo de la caña de azúcar y de la agroindustria, así como la débil representación
social de la Corporación Autónoma Regional del Cauca (CRC, nació en 1983) como
autoridad ambiental, en la medida en que la Corporación Autónoma Regional del Valle
del Cauca (CVC), por su operación temprana (nace en los años 50), es asumida como la
autoridad ambiental en asuntos que comprometen a ecosistemas compartidos entre el
norte del Cauca y el sur del Valle del Cauca.
De igual manera, esa condición insular y espectral del Estado regional caucano sirvió
para que las acciones violentas, simbólicas, jurídicas y físicas en contra de comunidades
ancestrales (indígenas y afros) se consolidaran en el norte del Cauca, sin que hubiese
una respuesta estatal regional que intentara paliar los efectos negativos de esas acciones,
acompañadas de prácticas de exclusión, animadversión y racismo. En este documento
ocial no se alude a un diagnóstico que explique o dé cuenta de los efectos sistémicos
(negativos y positivos) generados o producidos por la agroindustria cañicultora y la
presencia hegemónica de la caña de azúcar. Sin embargo, para el norte del Cauca se
plantean programas, políticas y acciones conducentes a garantizar un desarrollo
sostenible, manteniendo las históricas condiciones de dominación étnico-territorial-
ambiental que se aprecian y que son paisaje en o para la subregión que comprende el
norte del Cauca y el sur del Valle del Cauca. En la Misión del Plan de Desarrollo Regional
del Cauca (2008-2011) se lee lo siguiente:
Son Objetivos Estratégicos del Plan Departamental de Desarrollo, los siguientes:
1. Reducir los niveles de pobreza de una amplia población de caucanos, que viven en las áreas
urbanas y rurales del departamento, fomentando la competitividad; promoviendo iniciativas
que generen mayores oportunidades económicas, permitiendo un mayor acceso a la
infraestructura física; ejecutando más inversión en sectores sociales; realizando acciones de
gobierno ecaces y ecientes y eliminando barreras de exclusión.
2. Promover en el corto y mediano plazo, el crecimiento sostenido de la economía caucana, bajo
los principios de manejo sostenible de los Recursos Naturales. (p. 26)
La apuesta gubernamental no solo es de especial envergadura, sino que insiste en el mismo
modelo agroindustrial que se consolidó en el norte del Cauca, aunque derivando en las
oportunidades de exportación que se puedan desprender de las zonas francas instaladas
en virtud de la Ley Páez
7
en el mismo territorio norte caucano en el que el monocultivo de
7. Marco legal con el que se soportó el proceso de reactivación económica y de mejoramiento de las
condiciones sociales de las comunidades campesinas afectadas por la avalancha del río Páez.
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la caña de azúcar se erige como un factor económico importante. Así, la perspectiva del
desarrollo sostenible planteada en el señalado plan de desarrollo departamental (2008-
2011) se funda en actividades de reactivación de la agricultura, la agro silvicultura y la
acuicultura (p.50). Y aunque en el documento se propone una transformación productiva,
esta misma está basada en productos como el café especiales, caña panelera y de azúcar,
jugo de pulpa de café y mucílago para la producción de biocombustibles, cacao, palma
africana y maíz, entre otros (p.63).
Es decir, se trata de una apuesta de desarrollo que insiste en el modelo de la gran
plantación y en la producción de agrocombustibles. En este plan de desarrollo se aspira
a lograr un crecimiento económico sustentable, modernizando las instituciones y su
gestión (p.54). A la luz de lo leído del plan de desarrollo regional, se colige que, como
en otras políticas públicas del mismo talante aquí reseñadas para el Valle del Cauca y el
Cauca, estos documentos ociales terminan validando, naturalizando y legitimando el
modelo de la gran plantación de caña de azúcar y los efectos, tanto los positivos, como
los negativos, que deja el cultivo intensivo y extensivo de la gramínea y las actividades de
aprovechamiento industrial para la producción de azúcar y bioetanol.
De esa forma, la Inercia Institucional Ambientalmente Negativa (IIAN) cobra vida en
virtud de que los planes de desarrollo diseñados y puestos en marcha no están dados
para revisar, cuestionar y evaluar el tipo de desarrollo regional (para Cauca y el Valle del
Cauca), con nes de proponer cambios o un redireccionamiento productivo y quizás
el establecimiento de relaciones distintas entre los seres humanos aquí asentados y los
ecosistemas naturales-históricos. Por el contrario, están dados para extender en el tiempo
el proceso histórico de dominación ambiental y cultural (ontológica) en el que se incurrió
cuando se instaló en el vasto territorio del valle geográco del río Cauca el monocultivo
de la caña de azúcar y la agroindustria y se impuso, como derivación, la monocultura
blanca, muy de la mano de la modernidad. Lo vivido en la subregión comprendida entre
el sur del Valle del Cauca y el norte del Cauca, obedece a un proceso de dominación y
transformación de la Naturaleza y de sometimiento, anulación y confrontación cultural
que permitió la instalación sobreexpuesta de lo que Arturo Escobar llama <<el privilegio
blanco>> asumido como un modo de vida eurocéntrico,
(..) que ha privilegiado históricamente a la gente blanca (y, particularmente desde los años
cincuenta, aquellas élites y personas de clase media, alrededor del mundo, quienes funcionan
dentro de esta misma perspectiva) a expensas de los no-europeos. Esta es la colonialidad global en
su máxima expresión (p.35).
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De igual manera, se establece un patrón institucional que tiene en los planes de desarrollo
regional (para los dos departamentos) a los instrumentos predilectos para que, desde las
instancias de poder regional, se determine el aanzamiento del modelo de desarrollo
agroindustrial y agroextractivo que se consolidó en el valle geográco del río Cauca y,
en particular, en el norte del departamento del Cauca y el sur de su similar del Valle del
Cauca.
Gobernación de Temístocles Ortega (2012-2015)
En el plan de desarrollo departamental 2012-2015, Cauca, todas las oportunidades no
se expone un diagnóstico socio ambiental y étnico-ontológico-territorial en el que el
monocultivo de la caña de azúcar y su agroindustria resulten señaladas como responsables
de los efectos sistémicos, provocados en esa parte del departamento. En eso, al igual
que varios de los planes desarrollo del Valle del Cauca, el gobernador Ortega termina
legitimando a la plantación de la gramínea y a la actividad agroindustrial, a través del
silencio o la no alusión de esta, de acuerdo con los benecios económicos y los efectos
negativos en términos socio ambientales, étnico-territoriales, políticos y ecológicos. El
reconocimiento de eco-regiones y de subregiones dentro del departamento del Cauca
da pistas para entender la complejidad del territorio caucano y de las territorialidades
allí alojadas, en virtud de la diversidad biológica y étnica distribuida a lo largo y ancho
del territorio. Estas circunstancias contextuales son importantes para comprender en
perspectiva territorial, étnica, histórica, ambiental y ecológica, el norte del departamento.
En su territorio se encuentran eco-regiones estratégicas: El Macizo Colombiano, el cual comparte
con el Huila y en el que nacen tres de los más grandes ríos del país: Magdalena, Cauca, Caquetá,
además del Patía. Posee el 40% de los páramos del país; esta característica da lugar a que se le
considere como despensa hídrica del país. Adicionalmente, están el Valle medio del Río Cauca,
el enclave xerofítico del Patía, el Chocó biodiverso, la Baja Bota Caucana, la cuenca del Río Naya,
las zonas costeras de las Bocanas de Guapi y el corredor de conservación Munchique Piche. Su
población también es diversa: cerca del 40% pertenece a grupos étnicos, de origen afrocolombiano
e indígena (p. 21).
En términos de política ambiental, el plan de Ortega (2012-2015) se soporta
teleológicamente en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Y como se indicó, los planes
de desarrollo son apuestas de futuro y así se entendió en la administración de Temístocles
Ortega, al proyectar al departamento del Cauca a 2015, como un territorio:
(…) integrado económica, social, cultural e institucionalmente. Aprovecha de manera sostenible
su riqueza natural y ambiental, consolida su capital social -basado en la capacidad de sus
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organizaciones sociales y en su diversidad étnica y cultural-; ha mejorado la competitividad de las
actividades productivas localizadas en su territorio y potencializado su contribución al desarrollo
regional y nacional (p. 51).
Sin duda, una apuesta generosa si se tienen en cuenta los problemas de pobreza,
desigualdad social y de orden público, entre otros asuntos problemáticos, que afronta
esa importante región colombiana y que se mantienen hasta hoy. El agua, asumida
en el discurso ocial como un recurso, siguiendo el carácter instrumentalizador de la
Modernidad (Giraldo, O. 2018), deviene en el norte del Cauca en una problemática seria,
que se torna aún más compleja por el crecimiento de poblaciones como Santander de
Quilichao, Padilla, Villa Rica, Corinto, Puerto Tejada y Miranda, cuyas poblaciones y
dinámicas económicas demandan grandes cantidades de agua para consumo doméstico
e industrial. Desde la perspectiva de la ecología política, el plan de desarrollo (2012-2015)
de la gobernación del Cauca aporta a la extensión en el tiempo a un patrón institucional
en el que medidas o apuestas comunitarias contrarias al monocultivo de la caña de
azúcar y de la agroindustria, no se consideran viables o de consideración por parte de
esta instancia estatal regional.
Gobernación de Óscar Rodrigo Campo Hurtado (2016-2019)
Dentro de los principios orientadores de dicha política pública se lee que generaremos
condiciones económicas, sociales o ambientales que faciliten el desarrollo sin afectar los
recursos de futuras generaciones (p.38). Sin duda, una alusión directa a la concepción
de desarrollo sostenible que dio vida al informe Brundtland. De la misma manera,
tampoco se plantea, para la subregión del norte del Cauca, un diagnóstico en el que
el monocultivo de la caña de azúcar y su agroindustria resulten responsables por los
efectos sistémicos provocados en esa parte del departamento. En eso, al igual que varios
de los planes desarrollo del Valle del Cauca, el gobernador Campo Hurtado valida la
plantación de la gramínea y a la actividad agroindustrial, a través del silencio o la no
alusión de esta, de acuerdo con los benecios económicos y los efectos negativos que
en términos socio ambientales, étnico-territoriales, políticos y ecológicos produce tanto
el monocultivo, como la producción de azúcar y etanol. Incluso, los monocultivos de
caña de azúcar y de café se destacan por sus aportes al desarrollo regional, cada uno en
las subregiones en las que hacen presencia. Llama la atención de este documento que se
busque el fortalecimiento de la producción agropecuaria y agroindustrial, principalmente
asociadas al café, quinua, piña, fresa y aguacate (p. 28) y se deje por fuera a la caña de
azúcar, monocultivo dominante en la subregión del norte del departamento. Tan solo en
los Anexos se reconoce que el Cauca:
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es el segundo productor nacional de caña de azúcar, insumo fundamental para la agroindustria
azucarera, siendo esta, la principal industria regional. El Café se produce en 31 municipios- de
los 42- del departamento y reúne cerca de 94.000 familias productoras. Así mismo, se destaca
que el Café de Cauca tiene atributos que lo hacen especial frente al grano cultivado en otros
departamentos, que hacen de este un producto atractivo tanto para el mercado nacional como el
internacional. En la subregión norte, el cultivo principal es la caña de azúcar, gracias a los pisos
térmicos que facilitan su producción. El cultivo de caña corresponde al 85% de la producción de
esa subregión y al 60% del total de producción agrícola del departamento (pp.133-135) (subrayado
nuestro).
Desde la perspectiva de la ecología política, el plan de desarrollo (2016-2019) de la
gobernación del Cauca aporta a la extensión en el tiempo de un patn institucional en
el que medidas o apuestas comunitarias contrarias al monocultivo de la caña de azúcar y
de la agroindustria, no se consideran como viables o de consideración por parte de esta
instancia estatal regional y dentro de la perspectiva de desarrollo sostenible que se aúpa
desde la institucionalidad gubernamental sectorial. Así mismo, el ocultamiento de los
efectos sistémicos que de tiempo atrás deja la actividad agroindustrial cañera en el valle
geográco del río Cauca y en particular en la subregión comprendida entre el norte del
Cauca y el sur del Valle del Cauca, aporta a la consolidación de una Inercia Institucional
Ambientalmente Negativa (IIAN) soportada en la evaluación del monocultivo de la
gramínea y de las tareas emprendidas por los ingenios azucareros para aprovechar ese
recurso, desde los criterios y las lógicas de una Sostenibilidad Asistémica Funcional
(ASF), los mismos y las mismas que terminan legitimando la presencia hegemónica de la
actividad agroindustrial cañera y su reciente extensión al departamento del Meta.
Conclusiones
De la lectura crítica de esos documentos de política pública se colige que son instrumentos
de validación y legitimación del clúster azucarero y de la misma agroindustria cañera.
Dichas políticas públicas, para el caso de la caña de azúcar y sus impactos sistémicos,
positivos y negativos, están ancladas a la incapacidad misma de los entes departamentales
para cumplir con las importantes funciones de tutela y coordinación de los municipios
que en otrora asumían (Hernández, 2001, p. 64), antes de que se les diera a los municipios
autonomía, en el marco de la elección popular de alcaldes y el consecuente proceso de
descentralización administrativa que sobrevino en Colombia a partir de 1991. De esta
manera, lo consignado en aquellos documentos de política pública permite señalar que
el monocultivo de la caña de azúcar, para las administraciones regionales abordadas,
se asumió como una realidad ambiental incontrastable, que se deriva en un patrón
comportamental de carácter político, institucional y cultural que afecta la legitimidad
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de los planes de desarrollo analizados, dado el nulo análisis de las problemáticas socio
ambientales, ecológicas y ontológicas generadas por el monocultivo de la caña de azúcar
y la agroindustria cañera.
Sumados los patrones hallados, aportan a la conguración de una Inercia Institucional
Ambiental Negativa (IIAN) y, a su vez, de una disposición institucional proclive a
mantener en el tiempo los apoyos económicos y políticos a la agroindustria cañera por
parte del Estado. Esa IIAN se expresa a través de aquellos planes de desarrollo regional
que sirvieron, simplemente, de instrumentos de legitimación y naturalización de una
actividad antrópica altamente disruptiva, a lo que se suman, el poder de lobby del
gremio Asocaña, la operación del Estado colombiano en las condiciones señaladas y las
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agroindustria azucarera.
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