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KAIRÓS, REVISTA DE
FACULTAD DE
CIENCIAS ECONÓMICAS, JURÍDICAS Y ADMINISTRATIVAS
CIENCIAS POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS
saneamiento de las finanzas públicas, rápidamente
efectos
planteamientos en una «tercera», alternativa, agenda de
reforma estatal?
resultaron evidentes las limitaciones
y
contraproducentes de esta terapia de choque (Naím,
994; Banco Mundial, 1997; Oszlak, 1999). En
1
El gobierno abierto: una vieja idea
particular, el fortalecimiento institucional irrumpió
como un postulado central (hasta entonces obviado)
de los enfoques neoinstitucionalistas, dominantes
en la «segunda generación de reformas». Aun así, el
reconocimiento de las variables institucionales no dio pie
a consensos normativos, estratégicos u operativos.
(
recientemente) redescubierta
El gobierno abierto es un concepto polémico y debatido
Yu y Robinson, 2012; Peschard, 2013). Las diferencias
(
sobre sus contenidos y límites se derivan de una
multiplicidad de factores. En primer lugar, su uso ha
proliferado muy recientemente, sin que haya transcurrido
tiempo suficiente para consolidar sus alcances y sentidos.
En segundo lugar, en torno a la noción se ha suscitado un
amplio debate que ha concitado el interés de disciplinas
académicas e instancias institucionales guiadas por
lógicas divergentes. En tercer lugar, este debate no
solo ha reunido intereses disímiles, sino que ha estado
cruzado por la combinación –muchas veces confusa-
de perspectivas normativo-prescriptivas y analítico-
descriptivas. Finalmente, y consecuencia de todo lo
anterior, el concepto se ha superpuesto, solapándose
y entrando en tensión, con otras nociones mejor
establecidas en la acción e investigación sobre régimen
político, Estado, gobierno y gestión pública.
Por un lado, desde una postura neoinstitucionalista de
la elección racional, se abogó por una «reinvención»
empresarialdelEstadoenfuncióndealinearlosincentivos
a los que se ven expuestos tanto sus operadores internos
(
políticos, directivos, rangos burocráticos medios e
inferiores) como sus «grupos de interés» (contribuyentes,
ciudadanos, usuarios). El énfasis estuvo colocado en el
fortalecimientodelascapacidadesestatalespara«asegurar
que los mercados prosperen», lo que implicaría dotar al
Estado de un rol catalizador, promotor y orientador de
las interacciones entre los agentes mercantiles (Naím,
1
994; Banco Mundial, 1997). A nivel administrativo, este
programa se materializó en la agenda neogerencialista de
la Nueva Gestión Pública, enfocada en abrir las agencias
públicas a la competencia e introducir técnicas y métodos
propios del management privado.
La idea seminal de gobierno abierto está asociada
al pensamiento ilustrado del siglo XVIII, de raíz
democrático-liberal. En efecto, la democracia se
considera una condición necesaria del gobierno abierto
Por el otro lado, desde una postura más sociológica, se
articuló una apuesta por una «reinvención» democrática,
orientada a reforzar las interdependencias solidarias
entre el Estado y la sociedad civil (Sousa Santos, 2004).
El objetivo sería romper el monopolio del poder a
través de mecanismos de participación ciudadana,
plural, igualitaria y deliberativa (Fleury, 2000, p. 14).
Bajo nociones como «esfera pública no estatal» (Bresser
Pereira y Cunill, 1998) y «matriz sociopolítica» (Garretón
y Espinoza, 1993) se abogó por restituir al Estado
sus capacidades directivas como agente de unidad,
integración y redistribución, bajo una dirección y gestión
pública participativa, transparente y responsable.
(
Manchado, 2010, p. 108). La primera norma moderna
que acudió a esta categoría fue aprobada en Suecia en el
siglo XVIII con el fin de garantizar la libertad de prensa
(
Pomed Sánchez, 2017, p. 169). Un antecedente más
cercano es el amplio debate suscitado a mediados del
siglo XX en Estados Unidos con motivo de la discusión y
aprobación de la Ley de Acceso a la Información Pública
(
Ramírez-Alujas, 2010, p. 112), una norma tipo que,
desde entonces, ha sido aprobada en más de 100 países
Oszlak, 2012, p. 9).
(
A pesar de su relevancia histórica, estos procesos
configuran antecedentes lejanos y parciales. En los hechos,
el gobierno abierto se ha convertido en tema central de
la agenda pública internacional a partir de dos eventos
muy recientes: la aprobación por parte del presidente
estadounidense, Barack Obama, en enero de 2009, de un
memorando sobre transparencia y «gobierno abierto», al
que sucedieron luego otros decretos ejecutivos (Ramírez-
Alujas, 2013-2014); y la creación, en 2011, de la Alianza
para el Gobierno Abierto (AGA) (Open Government
El dispositivo más conocido de esta concepción ha sido el
presupuesto participativo, diseñado como mecanismo de
democratización del aparato estatal. Sin embargo, más allá
de acciones aisladas, introducidas en las periferias de la
institucionalidad pública, estas nociones no han logrado
articularse en un modelo integral de reforma del Estado
(
Sousa Santos, 2004). En ese sentido, vale preguntar
puede el gobierno abierto ser el paradigma articulador
de estas ideas reformistas?; ¿pueden convertirse estos
¿
Revista Kairós, Vol. (1) No. 1, pp. 68-81, Julio-Diciembre 2018, Universidad Nacional de Chimborazo, Riobamba-Ecuador - ISSN No. 2631-2743
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